domingo, 15 de noviembre de 2009

Los muros de Zapatero

Esquema de la valla existente en Ceuta y Melilla. Realmente creativa.

Con este mismo título, Josep Ramoneda escribe en El País de este domingo un artículo muy interesante en el que saca a colación unas frases de Zapatero.
En el recinete aniversario de la caída del muro de Berlín (del que dejamos constancia aquí), dijo "No podemos perder de vista que hay otros muros en el mundo que deben caer".
El articulista le recuerda que él mismo fue el que ordenó cambiar una simple valla, por una gran estructura metálica similar a cualquier otro muro. ¿Quizás se le olvidó esto Zapatero?
También viene a recordar que hablar de Alianza de Civilizaciones, y poner una muralla metálica que separa a unos pobres desharrapado del maravilloso primer mundo, no es la mejor moneda de cambio.

Una extraordinaria pintada

Lean Vds. el artículo de referencia que es muy interesante.

J.R.M.

jueves, 12 de noviembre de 2009

lunes, 9 de noviembre de 2009

Ayer como hoy

Muro de Palestina en construcción.

Hace veinte años cayó el Muro de Berlín, el llamado Muro de la Vergüenza. Una afrenta que separaba en dos parte a Alemania. Bien caído está, una alegría para el mundo que desde ese momento se hizo algo mejor. Hay que honrar a las 160 personas que murieron por saltarlo huyendo de la opresión.
Pero no es el único que existe. Hoy tenemos otro muro quizás peor.
El muro es gris, liso e indeferente al dolor. Es una representación mnecánica, a gran escala, del juego de Lego. Separa a la Humanidad. Es una cruelda que condena al hambre y exterminio al pueblo palestino y condena a la vegüenza al pueblo judío.


Es el exponente más alto de la opresión del sionismo judío sobre una pueblo errante, sin medios de sussitencia, con niños que mueren a diario o por el hambre o por las balas.
En Berlín han sido 160 muertos en 40 años; en Palestina esa cantidad se ha alcanzado en solo un año.
¡Abajo los muros! vergüenza debería darles a nuestros políticos doblegarse a las exigencias israelís.

Lucía M.

El muro es gris, duro, liso e indiferente.

El muro no tiene la prestancia de la belleza arquitectónica. Es una reproducción mecánica del juego de Lego a gran escala, jugado más allá de la frontera de la dignidad humana, una pieza después de otra sobre la carretera, casa, terrenos, olivos y recuerdos de generaciones de antiguos ciudadanos de esa tierra.