Volvemos, después de un largo interregno, con muchas ganas de contar cosas que suban por méritos propios a nuestra lista negra.
El título de esta entrada está cogido del libro* del mismo título que refleja la explotación de los trabajadores de muchos países en la recolección de esos cristales blancos con los que nos endulzamos todos los días nuestra vida: el azúcar.
El azúcar fue traído por Alejandro Magno de la India (primer país que transformó la savia de la caña en cristales), en España lo introducen lo árabes y comienza a plantarse cañas en Canarias que es desde donde Colón, en su segundo viaje, lo lleva a América. En los países tropicales se extiende el cultivo, ya que los inviernos europeos no son buenos para la caña.
Actualmente se producen unos 170 millones de toneladas en todo el mundo y en los países ricos se consumen una media de 30 kg/año por habitante.
Este alimento que está presente en nuestra dieta, está basado en una de las explotaciones del ser humano mas feroces.
Por citar algún ejemplo. En la República Dominicana hay unos 30.000 trabajadores (emigrantes ilegales haitianos), trabajando en las plantaciones de caña, mal viviendo en los bateyes (barracones inmundos) sin luz ni agua corriente.
El 12% de la superficie cultivada es caña de azúcar y dos grandes grupos controlan la producción: el Grupo Vicini y la familia Fanjul (de origen español que salió de Cuba cuando sus plantaciones fueron expropiadas por la Revolución y que conspiran para volver).
Los Fanjul poseen unas 100.000 ha en La Romana (vez y media la Comunidad de Madrid), el ingenio azucarero mas grande del mundo, con una producción de unas 800.000 Tm.
La casa de los Fanjul en la zona más rica de República Dominicana, con su embarcadero privado. (Google Earth)
Los cortadores cobran por corte; es decir, según las toneladas cortadas así cobras. Por ejemplo, en México cobran 1,27€ por tonelada cortada al día. Cortar 4 toneladas es una jornada de 10 horas. Muchas familias aportan a los niños para que suba el jornal diario.
Pues esto es mucho comparado con lo que los Fanjul pagan. Unos 60€ al mes por jornadas de 10/12 horas. Un camarero cobra (equivalente) unos 250 € al mes, siendo el alquiler de un apartamento de unos 100 €
La Alianza Internacional Antiesclavista coloca estas haciendas como ejemplo del neoesclavismo del siglo XXI.
Existen otros países, como Brasil -primer exportador mundial de caña azúcar-, India, Tailandia,... con parecidas condiciones salariales y de trabajo.
El precio del azúcar de caña ha bajado por la competencia desleal de de los productores europeos de azúcar de remolacha. Esta producción está muy subsidiada por los gobiernos.
La realidad es peor aún. Ese escaso salario deberá ser distribuido, además:
Por el seguro de un médico que no tienen. Por la luz y el agua que no les dan. Por el machete, las botas y los guantes que tienen que comprar en los colmados de la empresa. Por el azúcar que tienen que pagar después de 10 horas cortando caña. Y sin papeles ni contratos. Esta gente no firma nada. Su único sistema de supervivencia es aguantar y no tener un accidente. Porque si no trabajan no comen. (Noemí Méndez, abogada de CDAI)Otra consecuencia de estos bajos salarios, es la casi nula mecanización de los trabajos e recolección. Apenas un 20% de ellos cuentan con maquinaria adecuada. Para qué, con unos esclavos hambrientos y dóciles
Por si esto es poco, existen demasiadas enfermedades vinculadas al corte de caña especialmente las vinculadas a las afecciones respiratorias, infecciones cutáneas y biológicas, como picaduras, inhalación cenizas.... Pero la enfermedad "fantasma" es la ERC, Enfermedad Renal Crónica que en dos años se ha llevado por delante a 2.800 cañeros de Centroamérica.
Conviene tener estos datos presentes cuando hablamos de la explotación del sistema capitalista, y como los trabajadores del primer mundo estamos asentados sobre las migajas que nos deja la explotación de millones de trabajadores en el mundo.
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